El Dueño Del Silencio y De La Nada

En el Zen existe un ejercicio que dice:
"Si un gigante árbol cae en el bosque sin que haya nadie para escuchar su estruendo. ¿Realmente hace ruido?"

Meditando en este Zen, que puede tener diferentes aproximaciones para solucionar el orgullo del hombre en su falta de omnipresencia temporal, recordamos que el silencio no existe.

Esta afirmación no precisa de mucha meditación para ser confirmada.
En pocos ejemplos, como el aparente silencio del espacio infinito, pero la realidad es que donde hay pensamiento hay vida y donde hay pensamiento hay movimiento y donde hay movimiento hay existencia.

El hombre no puede concebir el silencio debido a que para poder experimentarlo precisa estar presente y el solo hecho de estar presente genera, su ser, material o espiritual, una vibración y toda vibración tiene y genera un sonido.
El hombre en  el espacio, o en una cámara de aislamiento sonico, seguiría escuchando su corazón o su sangre fluir.
En la vida ordinaria, no importa cuan alejado de la civilización este, siempre, la naturaleza, el sonido ambiente existe a su alrededor.

Entonces estamos de acuerdo que el hombre no puede lograr "escuchar" el silencio.
Del mismo modo que el silencio es inalcanzable, la Nada también lo es.
Siempre existe algo mas, debido a que "nada" jamas muere, ya que el hombre no sabe ni siquiera cual será la voluntad del viento de un momento a otro, menos podrá saber de donde vienen y hacia donde van los átomos que lo forman materialmente.
La Nada, al igual que el Silencio, son patrimonio exclusivo del Creador del Universo, nuestro Padre amado, Dios.

Esto debe alegrarnos ya que las gigantescas sombras de la desesperación ante la muerte, se disipan como nubes de verano, ante el Amor, que al contrario del Silencio y la Nada, se lo experimenta siempre mas nadie puede probarlo, solo sentirlo.
Él es patrimonio de la Creación.